Montpellier es la capital del sur de Francia, un París en miniatura, una ciudad donde el sol brilla 360 días al año. ¿Qué hacer durante los otros cinco? Se lo contaré cuando nos encontremos.

La historia de la ciudad comienza en el siglo X, cuando la ciudad se llamaba Monte Pestelario, que literalmente significa la montaña de hierbas para teñir telas.

Por primera vez en la historia, aquí se aprendió a teñir lana en color azul, se fundó la primera facultad de medicina, donde estudió el famoso escritor francés François Rabelais, y Nostradamus predijo el futuro de los acontecimientos mundiales. Tal vez sabía que siglos después, Montpellier sería nombrada la mejor ciudad de Europa en vías de desarrollo cultural.

La parte histórica de la ciudad se llama Ecusson, que en francés significa escudo, ya que el mapa del casco antiguo recuerda la forma de un escudo con pequeñas calles medievales donde conviven el gótico, el renacimiento y el estilo haussmaniano tan famoso en París.

Por ejemplo, el teatro Opéra Comédie en la plaza principal de la ciudad fue construido por un alumno del arquitecto Garnier, el autor de la Ópera de París, mientras que el arco del triunfo recuerda la silueta del arco de la capital.

Montpellier fue un cruce de rutas comerciales donde se vendía seda, especias y piedras preciosas. Los peregrinos se detenían aquí en su camino a Santiago de Compostela donde se encuentra uno de los principales santuarios de la cristiandad. La ciudad se convirtió en un centro de comercio de plantas medicinales y productos farmacéuticos. Con el tiempo, eso condujo al desarrollo y la fundación de una de las facultades de medicina más antiguas de Europa.

La estructura arquitectónica más grande de Montpellier, la Catedral de San Pedro, fue a la vez una fortaleza, un centro de la comunidad religiosa y un protector de la facultad de medicina vecina. Cerca de la catedral se encontraban a menudo hospitales monasteriales e instituciones médicas donde los médicos practicaban sus conocimientos y donde se inauguró el primer teatro anatómico de Europa.

Hoy en día, la ciudad alberga a más de 90,000 estudiantes, muchos de los cuales estudian en la misma facultad de medicina donde dió clases Nostradamus, estudiaron François Rabelais y el famoso Petrarca.

Montpellier atrae a viajeros de todo el mundo con su combinación de historia y modernidad, su proximidad al mar con sus interminables playas de arena blanca, sus antiguas tradiciones vinícolas y su excelente gastronomía.

Esta ciudad posee el ambiente acogedor e íntimo del sur de Francia, con una sofisticación sutil que recuerda a París: aquí les recibirán faroles antiguos, puertas de roble tallado que no han cambiado su aspecto en más de un siglo, sólo han sido cuidadosamente restauradas, plazas con fuentes y pequeñas cafeterías pérdidas entre calles medievales, y majestuosos plátanos bajo los cuales es un placer tomar una copa de vino por la noche.

¡Bienvenidos al pequeño París!

Precio de la visita:
Visita completa: Montpellier y las Bodegas Locales (6-8 horas) – 500 €. Diseñado para 1-4 personas.

Visita panorámica: por el Centro Histórico de Montpellier (3 horas) – 250 €.

Las entradas a los museos y la comida no están incluidos en el precio del tour y se pagan por separado.

Lugar de inicio de la visita:
Place de la Comédie, cerca de la fuente de las Tres Gracias.